La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad desmielinizante del sistema nervioso central (SNC), caracterizada por la aparición de lesiones inflamatorias con destrucción de la mielina, que configuran las características placas de desmielinización. Es la enfermedad neurológica más frecuente en adultos jóvenes de Europa y Norteamérica, y constituye una de las principales causas de invalidez para este grupo de edad (Fernández, O. 1990). La prevalencia de la enfermedad en nuestro país ha aumentado progresivamente a lo largo de las últimas décadas hasta alcanzar en la actualidad 80-180 casos por 100.000 habitantes, y ello ha ocurrido a expensas de una mayor frecuencia de la enfermedad en mujeres (Pérez-Carmona et al., 2019). Debido a las múltiples manifestaciones clínicas, el abordaje interdisciplinar de la Esclerósis Múltiple es fundamental.
Manifestaciones clínicas de la EM
La diversidad de déficits observada en los pacientes con Esclerósis Múltiple produce un complejo patrón de discapacidad progresiva que hace necesario un tratamiento rehabilitador para conseguir el máximo nivel de funcionalidad e integración en la sociedad. De hecho, diversos artículos sugieren que la rehabilitación reduce la fatiga percibida y la discapacidad, mejorando así la calidad de vida de dichos pacientes (Madroñero-Miguel & Cuesta-Garcia, 2020). La semiología de la EM es muy amplia ya que puede provocar prácticamente cualquier síntoma neurológico atribuible a una lesión del SNC (Prieto González & Muñoz García, 2014). Las manifestaciones las podemos clasificar como:
- Manifestaciones oculares:
Neuritis óptica
Tr. Oculomotores - Síndromes motores:
Debilidad y/o espasticidad
Fenómeno paroxístico (espasmo tónico)
Síntomas extrapiramidales - Síndromes sensitivos:
Parestesias y/o hipoestesia de la sensibilidad profunda y/o superficial - Síndromes del tronco cerebral:
Neuralgia del trigémino
Hipoestesia hemifacial
Paresia facial
Espasmo hemifacial
Mioquimias faciales
Disfagia como parte del síndrome pseudobulbar - Síndromes cerebelosos
Inestabilidad de la marcha
Disartria - Síndromes esfinterianos:
Tr de la micción
Tr de la esfera sexual; disminución de la líbido, impotencia, dificultades para la eyaculación, anorgasmia) - Síntomas cognitivos: Demencia evidente es infrecuente. Si aparece en fases más avanzadas es de tipo subcortical. Los déficit cognitivos descritos más habituales:
Trastornos atencionales
Alteraciones mnésicas
Lentitud en el procesamiento de la información (bradipsiquia)
Alteraciones en el procesamiento abstracto - Otros:
Depresión; reactiva o secundaria a la enfermedad
Fatiga; cansancio físico y mental no relacionado con la intensidad de la actividad
Síntomas paroxísticos
Tratamiento Rehabilitador Interdisciplinar de la EM
En Limbic apostamos por un tratamiento individualizado e integrado dentro de un equipo interdisciplinar, con reevaluación constante de los objetivos dada la evolutividad cambiante de dicha patología, tal y como se ha sido descrito en la literatura especializada (Ainsen et al., 1996).
El tratamiento rehabilitador se centrará en las consecuencias de la enfermedad más que en el diagnóstico médico. Todas las áreas afectadas en un paciente determinado (Neuropsicología, motora, esfinteriana, etc) serán susceptibles de tratarse en un momento determinado de la enfermedad (Cobble et al., 1993; Thomson, A. 2002).
El objetivo fundamental será prevenir y reducir la discapacidad y minusvalía, aunque en algunas ocasiones también se puede minimizar el déficit.
Para ello, nos centraremos en:
- Prevenir déficits secundarios (contracturas articulares derivadas de la espasticidad, entre otros).
- Entrenar nuevas habilidades para que el paciente pueda mantener una determinada función, mediante la potenciación de los sistemas sanos o la capacidad funcional de los sistemas afectados.
- Compensar con ayudas técnicas las funciones que no se pueden reeducar.
- Instruir a una tercera persona para que realice un manejo correcto del paciente cuando ya le sea imposible efectuar determinadas actividades, siempre estimulando al paciente para mantener la máxima autonomía posible.
- Modificar el entorno social y laboral.
- Abordaje psicológico de educación y soporte al paciente, a la familia y a los cuidadores.