Diversos estudios científicos muestran que los niños y adolescentes son grupos de población muy vulnerables en riesgo de sufrir múltiples consecuencias tras el brote de una pandemia: elevado estrés agudo y/o crónico, preocupación por sus familiares e incluso duelo por la falta de alguno de ellos. El parón repentino en las escuelas y el confinamiento en los hogares llevan además a un aumento del tiempo en redes sociales y uso de dispositivos móviles, lo que puede influir en su correcto neurodesarrollo (Guessoum et al., 2020).
Pese a que el confinamiento se ha considerado por la OMS como una medida necesaria y preventiva para la lucha contra el COVID-19, también se ha observado que puede tener un efecto perjudicial sobre la salud física y emocional de los niños y adolescentes (Brooks et al., 2020). Este hecho no es algo nuevo, pues estudios previos ya mostraron que niños que han estado confinados tienen puntuaciones 4 veces más altas en escalas que evalúan estrés post-traumático (PTSD) que aquellos que no lo han estado (Sprang & Silman, 2013).
A nivel neurobiológico, se ha observado diferencias neuroanatómicas y neurofuncionales en niños con PTSD, es decir, menos volumen hipocampal, mayor reacitividad de la amígdala y menor comunicación entre la amígdala y el prefrontal con el crecimiento normal (Herringa, 2017). Se ha observado también menor actividad física, más tiempo frente a las pantallas, patrones irregulares de sueño y dietas menos equilibradas (Wang et al., 2020) en niños que no han acudido a la escuela debido al confinamiento. Siendo que la maduración del cerebro y el ambiente social están íntimamente relacionados, el aislamiento social se ha descrito como un factor modulador del inicio de desórdenes psiquiátricos durante la adolescencia (Lamblin et al., 2017).
EFECTOS DE LA PANDEMIA SOBRE TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO
El periodo de largo confinamiento que hemos sufrido derivado de la pandemia sufrida a nivel mundial por COVID-19, ha dejado secuelas en niños y adolescentes, a nivel emocional, conductual y académico. Las pequeñas dificultades que ya existían de base se han agravado durante el confinamiento, así como el manejo de las mismas por parte de los padres y madres. Esto ha interferido en las dinámicas familiares generando situaciones de mayor estrés, ansiedad, y malestar que afectan a todos los miembros de la familia.
Las personas con trastornos del desarrollo neurológico, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), son particularmente vulnerables a la angustia causada por las medidas pandémicas y de distanciamiento físico y social, y pueden mostrar un aumento de los problemas de comportamiento (Cortese et al., 2020). En el caso de pacientes con Trastorno de Espectro Autista (TEA), el confinamiento también ha tenido un potente impacto negativo. La eliminación de sus rutinas y el entrenamiento en hábitos de cuidado diario ha tenido un efecto perjudicial para su ajuste y desarrollo (Sharon, 2020).
La pérdida de la rutina diaria y la falta de relaciones interpersonales y sociales pueden actuar como un factor de riesgo potencial para los problemas de salud mental, agravando los síntomas del TDAH (Zhang et al., 2020).
La mayoría de los padres de estos niños se han visto obligados, sin ser expertos, a asumir la responsabilidad educativa, además de manejar todos los problemas emocionales y de comportamiento de los niños. Lidiar con la cuarentena es una experiencia particularmente estresante para los padres que deben equilibrar la vida personal, el trabajo y la crianza de los hijos, quedándose en ocasiones solos sin otros recursos (Spinelli et al., 2020). En este sentido, diversas investigaciones han indicado que los padres de niños con TDAH y TEA experimentan alto nivel de estrés diario en la crianza de los hijos (Yousefia et al., 2011) y que el estado de ánimo de los padres afecta al estado de bienestar de los niños, por lo que es necesario dotar de pautas de manejo y estrategias para gestionar eficazmente la situación.
ABORDAJE TERAPÉUTICO DE LAS SECUELAS POST-COVID
En LIMBIC, tenemos muy presente la repercusión emocional que está teniendo esta situación extraordinaria, y por ello hemos desarrollado un programa específico para el abordaje de las dificultades derivadas de la pandemia, basado en evidencia científica sobre cómo mitigar los efectos psicológicos y sociales de la cuarentena (Brooks et al., 2020). En este programa, tanto los pacientes como sus familiares reciben asistencia ambulatoria y/o domiciliaria y asesoramiento continuo por parte del equipo de:
- Neuropsicólogos:
- Intervienen en el entrenamiento de procesos neuropsicológicos, emocionales, manejo de conducta de niños y/o adolescentes, y sus familias.
- Logopedas:
- Intervienen específicamente en las dificultades de aprendizaje que afectan a la lectoescritura y todos los componentes del lenguaje.
Ofreciendo los siguientes servicios:
- Valoración sospecha Diagnostica
- Tratamiento de individualizado y personalizado
- Técnicas para el manejo emocional
- Terapia de manejo de conducta
- Terapia Breve Estratégica
- Terapia y atención a las familias
Para ello, el trabajo del equipo se coordina con la escuela y el resto del entorno del niño/adolescente, reajustando los objetivos propuestos al tiempo que se van adquiriendo conocimientos y consiguiendo avances significativos.